Como ya sabéis, estos últimos días y las últimas semanas que nos quedan de curso vamos a trabajar de una forma distinta, dejando el libro un poco aparcado (el fin de semana os lo llevaréis a casa para estudiar y repasar para los exámenes). El principal medio de trabajo ahora serán los trabajos colaborativos que estamos haciendo en Educación Física, los trabajos grupales y, sobre todo, usar el cerebro de forma completa, dándole vueltas sin parar, cuestionándonos todo aquello que creemos como algo normal tanto en el colegio como en la vida diaria, pero que realmente podemos estar equivocados o simplemente no saber el porqué de las cosas..., a fin de cuentas dar una vuelta más de tuerca a todo lo aprendido durante el curso pero de una forma más lúdica, divertida y participativa...
Además de "el cazo de Lorenzo" que ya hemos visto alguna vez y que seguiremos haciéndolo para hablar sobre él, hoy hemos hecho una prueba de dibujo relacionada con el título de la entrada: LA FLOR ROJA CON EL TALLO VERDE, ha dejado unos resultados que os han sorprendido a todos...
14 flores rojas con el tallo verde
y
11 de otras formas distintas
Lo del dibujo puede parece exagerado, pero si soy yo quien tiene que dibujarla, ¿adivináis lo que saldría? Pues, ¡una flor roja con el tallo verde! Pero ¿y si nos proponemos dibujar un paisaje con una casa? Pues evidentemente, un cuadrado, un tejado de forma triangular, una puerta, alguna ventana, un sol, un árbol, un camino ondulado... ¿y otras cosas que no sean flores y casas?
Aquí os dejo la historia de Helen Buckley...
"Una
vez un niño fue a la escuela. Él era bien pequeño. Y la escuela era
bien grande. Una mañana, cuando hacía poco que él estaba en la escuela,
la maestra dijo:
¨ Hoy vamos a hacer un dibujo.
¨ Bien –pensó él.
¨ Hoy vamos a hacer un dibujo.
¨ Bien –pensó él.
A
él le gustaba dibujar. Él podía hacer todas las cosas: leones y
tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos..., y tomó su caja de lápices
y comenzó a dibujar. Pero la maestra dijo:
¨ ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!
¨ ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!
Y él espero hasta que todos estuviesen preparados.
¨ ¡Ahora! –dijo la maestra- Vamos a dibujar flores.
¨ ¡Bueno! –pensó el niño.
¨ ¡Ahora! –dijo la maestra- Vamos a dibujar flores.
¨ ¡Bueno! –pensó el niño.
A él le gustaba dibujar flores con lápiz rosa, naranja, azul. Pero la maestra dijo:
¨ ¡Esperen! Yo les mostraré cómo se hacen. ¡Así! –dijo la maestra, y era una flor roja con tallo verde.
¨ ¡Ahora sí! – dijo la maestra -. Ahora pueden comenzar.
¨ ¡Esperen! Yo les mostraré cómo se hacen. ¡Así! –dijo la maestra, y era una flor roja con tallo verde.
¨ ¡Ahora sí! – dijo la maestra -. Ahora pueden comenzar.
El
niño miró la flor de la maestra y luego miró la suya. A él le gustaba
más su flor que la de la maestra. Pero él no reveló eso. Simplemente
guardó su papel e hizo una flor como la de la maestra. Era roja, con el
tallo verde.
Otro día, cuando el niño abrió la puerta de fuera, la maestra dijo:
¨ Hoy vamos a trabajar con plastilina.
¨ ¡Bien! –pensó el niño.
¨ Hoy vamos a trabajar con plastilina.
¨ ¡Bien! –pensó el niño.
Él
podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: víboras y muñecos de
nieve, elefantes y rabitos; autos y camiones... Y comenzó a apretar y
amasar la bola de plastilina, pero la maestra dijo:
¨ ¡Esperen! No es hora de comenzar. Y él esperó hasta que todos estuviesen preparados.
¨ ¡Ahora! –dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una víbora.
¨ Bien, pensó el niño. A él le gustaba hacer víboras. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo:
¨ -¡Esperen! Yo les mostraré cómo hacer una víbora larga.
¨ Así! –dijo la maestra.
¨ Ahora pueden comenzar
¨ ¡Esperen! No es hora de comenzar. Y él esperó hasta que todos estuviesen preparados.
¨ ¡Ahora! –dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una víbora.
¨ Bien, pensó el niño. A él le gustaba hacer víboras. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo:
¨ -¡Esperen! Yo les mostraré cómo hacer una víbora larga.
¨ Así! –dijo la maestra.
¨ Ahora pueden comenzar
El
niño miró la viborita de la maestra. Entonces, miró las suyas. A él le
gustaban más las suyas que las de la maestra. Pero no reveló eso.
Simplemente amasó la plastilina, en una gran bola e hizo una viborita
como la de la maestra. Que era una viborita larga.
Así luego el niño aprendió a esperar y a observar; y a hacer cosas como la maestra, y luego él no hacía las cosas por sí mismo.
Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron para otra casa, en otra ciudad y el niño tuvo que ir a otra escuela.
Y justamente en el primer día, que él estaba allí, la maestra dijo:
¨ Hoy vamos a hacer un dibujo.
¨ Bien –pensó el niño. Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacerlo. Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el salón. Cuando se acercó al niño, y le dijo:
¨ ¿Tú no quieres dibujar?
¨ Sí –dijo el niño-. Pero ¿qué vamos a hacer?
¨ Yo no sé, hasta que tú lo hagas –dijo la maestra.
¨ ¿Cómo lo haré? –preguntó el niño.
¨ ¿Por qué?- dijo la maestra- De la manera que tú quieras.
¨ ¿Y de cualquier color? –preguntó él.
¨ De cualquier color –dijo la maestra-. Si todos hiciesen el mismo dibujo y usasen los mismos colores, ¿cómo podría yo saber quién hizo qué, y cuál sería de quién?.
¨ Yo no sé- dijo el niño. Y comenzó a hacer una flor roja, con el tallo verde."
¨ Hoy vamos a hacer un dibujo.
¨ Bien –pensó el niño. Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacerlo. Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el salón. Cuando se acercó al niño, y le dijo:
¨ ¿Tú no quieres dibujar?
¨ Sí –dijo el niño-. Pero ¿qué vamos a hacer?
¨ Yo no sé, hasta que tú lo hagas –dijo la maestra.
¨ ¿Cómo lo haré? –preguntó el niño.
¨ ¿Por qué?- dijo la maestra- De la manera que tú quieras.
¨ ¿Y de cualquier color? –preguntó él.
¨ De cualquier color –dijo la maestra-. Si todos hiciesen el mismo dibujo y usasen los mismos colores, ¿cómo podría yo saber quién hizo qué, y cuál sería de quién?.
¨ Yo no sé- dijo el niño. Y comenzó a hacer una flor roja, con el tallo verde."
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